viernes, 3 de julio de 2015

EL BOSQUE ENCANTADO: Beyu Pen



"No se trata de una ruta más, sino de una tan mágica que nos incita a volver presos del encantamiento. Un territorio de seres míticos apto para todos los públicos que los niños disfrutan doblemente. La sencillez de la ruta (de apenas hora y media de duración), el asombro ante cada hallazgo y el poner en juego la imagiación a cada paso, convierte esta excursión familiar en una de las más populares de Asturias"




La Ruta Mitológica del Beyu Pen, en el bello concejo de Amieva, no es otra cosa que un bosque encantado que guarda el alma de personajes legendarios y hechiza al caminante. Su singularidad con respecto a otras sendas teáticas reside en que la mano del hombre apenas ha intervenido en su creación. En nuestro caminar adivinamos formas siniestras, rostros al acecho en la espesura, troncos que fascinan, rocas fantásticas. 


La «identidad oculta» de este bosque encantado se refuerza con su espectacular vegetación. No en vano en asturiano un “Beyu” no es otra cosa que una garganta profunda o encañonamiento de un río, una zona estrecha y húmeda que en época de lluvias permite contemplar grandes cascadas. En la frondosidad de este “Beyu” el bosque es autóctono, de castaños, robles y avellanos. Las formaciones kársticasson caprichosas por doquier y se dejan ver “les cuerries” o cuerres, corrales de piedra que se utilizaban antaño para almacenar las castañas y ponerlas a salvo de los animales del bosque.




En nuestro caminar adivinamos formas siniestras, rostros al acecho en la espesura, troncos que fascinan, rocas fantásticas. Las Xanas, trasgos, pesadiellos, busgosos, nuberos o bruxas son seres que en este caso se perfilan en la propia naturaleza del bosque. Se han aprovechado las formaciones de rocas y árboles, sin más ayuda que un poco de pintura, para destacar sus contornos o siluetas.


Ascendemos por la foz y cada cual tiene que poner lo mejor de sí para dir descubriendo todos y cada uno de estos personajes camuflados. El cuélebre, que custodia tesoros y Xanes (hadas), que protege la riqueza y la fecundidad, que también se come al ganado y a hombres, bien podría camuflarse en un árbol caído. El nuberu, que se divierte provocando tormentas y tempestades, lanzando centellas a los animales y arruinando las cosechas con el granizo, se encarna en el tronco quemado de un castaño. El busgosu, cubierto de mofu (musgo) se esconde en bosques y cuevas y rapta a las mujeres; cuando nos damos cuenta está tras nosotros, cincelado en la roca.













Llegamos a la recóndita aldea de Pen, un pueblo que aglutina un amplio conjunto etnográfico, como el reloj de Sol, en la casa de Fondón, o sus abundantes hórreos; uno de ellos está catalogado como el hórreo más grande de Asturias. Desde aquí podemos divisar los Picos de Europa y hasta el Urriellu. 






 Es fácil imaginar dentro de las casas las leyendas transmitidas durante siglos al calor del hogar. Ahí se conserva la magia y la superstición de los seres mágicos que hemos descubierto en nuestro caminar.











Ya sólo nos queda la vuelta mojándonos un poco en el rio del calor que pasamos y parar en Cangas a merandar y comernos un merecido helaU!!